domingo, 15 de marzo de 2009

Ni de derecha ni de izquierda, sino todo lo contrario


Como saben, en este blog nos encargamos de cargarla contra cualquiera que empiece a hablar cuestiones sin fundamentos y presentar juicios sin pruebas, como si de dogmas sacramentales se tratase. Y saben que, esta tarea es muy ardua, casi heroica. Se trata de buscar y revisar todo lo que se publica a diario –principalmente en la web- y hacerlo pasar por nuestro “scanner refutista”.


Entre otras cosas, entre la común opinión sobre el acontecer nacional, últimamente hemos solido encontrar un sin fin de dimes y diretes entre aquellos personarijillos “in” de la opinología peruana. ¿Y saben que? Realmente la hemos pasado bien leyendo todas esas acusaciones cruzadas como cargarle el peso del populismo a uno, del autoritarismo a otro, del fracaso económico, de la crisis mundial, y mas bla bla bla y bla!. ¿Y saben que más? Es muy graciosa esa creatividad de inka cola con la que cuentan todos ellos pues inventan severos apodos como “izquierda caviar”, “izquierda carnívora”, “izquierda vegetariana”. “izquierda naif”. Very funny guys.


Pero ¿por qué me he tomado la molestia de leerlos a ustedes señores? (¿Pooorqueeee?) Porque creo que es necesario una análisis conciente, una revisión a fondo sobre lo que significa ser de derecha o ser de izquierda en este país ¿Y por qué lo digo? Porque en este país estamos habituados a concebir las cosas de blanco o de negro sin tomar en cuenta los distintos matices que existen en el medio, y peor aún, estamos habituados a concebir esas categorías como estables a través del tiempo, sin tomar en cuenta las dinámicas históricas, pensando que por tener una orientación política esta implica necesariamente estar de acuerdo con todo, y sobre todo, SOBRE TODO, estamos habituados a hacer consideraciones subjetivas acerca de la orientación política de los individuos según su posición social, labora o económica, cosa que obviamente no es determinante.


Antes de seguir, vale la pena la aclaración refutista de rigor: aquí no negamos que existan “derechas” o “izquierdas” en la política. Obviamente, este tipo de etiquetas son comprobables teórica y empíricamente. En la teoría política, quizás podríamos hablar de dos posturas contrapuestas como menciona Sartori, una que sigue la tradición Hobbesiana y otra a Rousseau. Estos dos autores no son de ninguna forma patriarcas fundacionales de derecha e izquierda, sino más bien, los dos aportan concepciones sobre la naturaleza del hombre utilizadas por las dos corrientes fundamentales, el liberalismo y el socialismo, para decirlo así al tun-tun. Por un lado, Hobbes pensaba que los hombres viven en un estado natural de competencia entre sí, por lo que es necesario ceder su poder de defensa a un tercero, el cual sería el encargado de hacer cumplir las convenciones. Por otro, Rousseau pensaba que el hombre era naturalmente bueno por lo que era posible un estado en el que se cumpliera la “voluntad general”. Es decir, el mito de la libertad versus el mito de la igualdad. Bajo esta tosca diferenciación que hemos formulado se han concebido a los lados otro tipo de dicotomías: por ejemplo la económica que formula a la derecha las orientaciones al libre mercado y al otro lado al proteccionismo, o también podríamos hablar sobre la relativa a los problemas sociales, que conciben a la iniciativa individual como productora del progreso y por el otro la necesidad del asistencia, o también podríamos hablar de las posturas pro religiosas o pro secularización del estado. En fin, podríamos seguir.


Generalmente, se han construido ciertos –como decirlo- “aglutinamientos” de posturas con los cuales caracterizar la derecha y la izquierda. Evidentemente, estas características dependen de los criterios con los cuales se jusgue a un individuo o grupo dentro del espectro político en un contexto determinado, o mejor dicho, todo depende de cuál sea el factor que genere la dicotomía derecha-izquierda en los países, la cual consideramos no es igual en todo sitio ni menos característica única de un tipo de ideología.


Quizás se me podría decir que la postura clave, la que determina la posición izquierda-derecha en el Perú es la consideración sobre la forma que debe adoptar el manejo económico. Un manejo liberal esta relacionado al capitalismo, ergo, derecha; por otro lado, un manejo más proteccionista, más intervencionista en la económica, esta relacionado con las consideraciones socialistas de izquierda. Estoy de acuerdo con esto, quizás esta es la línea divisoria, la línea básica que separa a unos de otros en este país, sin embargo, a cada lado de esta división se han ido agregando nuevas posturas que –valga la aclaración- no son posturas determinantes de la derecha y la izquierda, ya que uno puede mostrarse a favor o en contra sin que eso niegue fundamentalmente la posición política que uno adopta. Me explico: por ejemplo hoy se considera de derecha defender la participación de las fuerzas armadas en el conflicto armado interno, o también se considera de izquierda una postura a favor de una mayor protección a las comunidades indígenas, sin embargo, como he señalado, esto no implica una contradicción con la dicotomía económica que determina el posicionamiento político en el país.


Podría decir sin temor a equivocarme que existen individuos que se reclaman de una determinada postura política pero que tienen estas posturas que parecen ser contradictorias. Eso es natural, siempre han existido distintos matices en la derecha y la izquierda. Pero la derecha (gracias Alditus) ha inventado todo un nuevo vocabulario para referiste a sus enemigos del otro lado. Los –llamémosle- apodos como “izquierda caviar”, “izquierda vegetariana”, “izquierda carnívora” son altamente graciosos, y la verdad muchas veces caen perfecto para poder señalar a los individuos. No voy a entrar en un debate muy serio frente a la utilidad o la realidad que cobran estos, sino más bien quiero señalar una cosa que me ha estado rondando. A pesar que muchos de estos apodos tienen validez pues señalan una determinada postura dentro de la izquierda o la derecha, muchas veces se peca de un uso indiscriminado de estos que suele caer en el error.


¿A que me refiero? Pues si decíamos que es un error metodológico considerar a la izquierda o la derecha como un todo, como un cúmulo de posturas a las que se tiene uno que adherir, pues un error aún peor es considerar que un individuo, por el solo hecho de pertenecer a una determinada clase social, tener algún cargo laboral o haber sufrido un hecho fortuito debe de –por una cuestión mecánica- estar a uno u otro lado de esas posturas. Obviamente esto no es así. Ejemplo: estudiar en San marcos, ser hijo de padres ayacuchanos, vivir en el centro de lima e chapar la combi todos los días no te hace fan acérrimo del cojo Diez Canseco; tampoco el vivir en la Molina e ir a ver la exposición de la CVR te hace necesariamente un “Caviar”. Lo que quiero apuntar es que este uso de apodos y categorías se esta considerando la procedencia como un determinante de la postura política, cosa absolutamente errónea por donde se la vea. Eso es peor aun causita.


Como reflexión final les voy a exponer mi postura frente a este embrollo. Siguiendo las ideas de pensadores que se definen como neo-marxistas como Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, Butler o Zizek, considero en primer lugar, y lo que me parece lo central de todo este asunto, es que todos, absolutamente todos, adoptamos ciertos roles en la sociedad y además estamos expuestos a ciertos fenómenos, sin embargo, esto no llevará necesariamente a una determinada manifestación o postura del tipo político; por ejemplo, en los años 20’ ser obrero no te hacía necesariamente un comunista, o hablando en base a casos actuales, las mujeres, madres, trabajadoras y pobres, que además sufren el maltrato físico de sus esposos no es una condición que va a llevar de manera mecánica a que todas ellas se vuelvan feministas de izquierda; hay otros factores de por medio. En segundo lugar, esa idea de que todos tendremos una postura política que esta marcada por nuestra condición socioeconómica –u otra- es totalmente falsa; seguir este tipo de razonamiento nos llevaría al absurdo de pensar que todos los pobres, por ser pobre votaron por Ollanta, o que todos los ricos, por ser ricos votaron por Lourdes (Ver Vergara 2006, plis), o también a pensar, como puse en los ejemplos, que el hecho de estar con la CVR te hace de izquierda, y que manejar un Peugeot te hace de derecha; en otras palabras, si piensas eso, estas realmente jodido hermano.


Lean esto con atención: Lo que pasa en el mundo –y en el Perú- es que las personas tienden a simpatizar con distintas cosas, muchas veces contradictorias, porque hay distintos discursos que articulan cada postura que tienen como sujetos y los mueven hacia una cierta manifestación del tipo político. Recuerden el ejemplo de las mujeres maltratadas y pobres que puse: no por esta condición van a simpatizar necesariamente con el feminismo de izquierda pues se necesita primero –en pocas palabras- que este discurso “articule” a las mujeres hacia este tipo de manifestación política. Podemos pensar también en lo que sucede con las mujeres que no son maltratadas en sus hogares, tienen dinero pero son feministas ¿Deberían estar fuera del feminismo, dejar abogar por el respeto a los derechos físicos, ser de derecha? La verdad, como he mencionado, todo depende de la forma en la que el discurso articule al sujeto dentro de sí; en este caso, podría esperarse un distinto matiz del discurso.


Por último, hablando más del tema de las categorías políticas derecha-izquierda, estos son igualmente discursos que los individuos adoptan, pero que sin embargo contienen en sí distintos matices, no son para nada adscripciones homogéneos y dogmáticas. Es por esa razón que hablamos de distintos tipos de izquierda o de derecha, asimismo hay que tener en cuenta el factor que genera esta dicotomía (para el caso peruano, como mencioné, es de tipo económico en su mayoría). Así es, causita.


Say no more

sábado, 7 de marzo de 2009

No es otro tonto post sobre un museo

Se ha escrito mucho, muchísimo a raíz de la negativa del Estado Peruano de recibir dos millones de dólares del gobierno alemán para la construcción de un “Museo de la Memoria”. Y claro, ya ha llegado a niveles de asco ver tanto bloggersito y periodista colgarse de la noticia, creyéndose “oh, soy la reserva moral de este país, tengo que escribir como sea el tema”. Hasta ahora solo he leído comentarios como “Que mal el gobierno” “Que pena me da ser peruano” “Qué mala imagen internacional estamos dando” y un largo etc. Bla Bla BLA!

Antes de seguir con este artículo, queremos dejar unas cosas claras. En primer lugar nos parece importante que se existan registros visibles para todos los peruanos del conflicto armando de 1980 al 2000, y nos encontramos de acuerdo por lo dicho por la gran mayoría de analistas y los manifestado por el comunicado encabezado por Mario Vargas Llosa, firmado por otras personalidades “in” del país. Y sí, por supuesto que consideramos una lástima que el gobierno no acepte un donativo para construir el museo, el cual sería un elemento simbólico de la memoria del conflicto.

Por otra parte, las razones del gobierno para regresar la donación son las mismas articuladas contra la CVR desde su creación, las cuales llegan desde las fuerzas armadas y de manera más discreta, desde la derecha del espectro político. Estas críticas tienen su origen en la formación misma de la CVR, la cual es la causa principal de que no haya tenido mayores repercusiones en la sociedad civil y solo en algunos ámbitos universitarios (léase la U.Católica).

El argumento básico de los que se muestran en contra de la CVR es que la mayoría de sus integrantes son personas asociadas a la izquierda política y por lo tanto, el informe tendría un sesgo pro-senderista y en contra del desempeño de las FFAA durante el conflicto (un remake de la acusación de que toda la izquierda es revolucionaria). Este argumento no es del todo falso; efectivamente, la mayoría de los comisionados son personas cercanas a la izquierda, e incluso algunos de ellos al inicio de las acciones terroristas no denunciaron los atropellos, pero por otro lado, es falso que la comisión denuncie únicamente a las fuerzas armadas e intente indultar a los terroristas. Eso es lo que Alditus nos quiere hacer creer.

Denuncia las FFAA, sí, pero lo hace con mayor dureza respecto a Sendero Luminoso, al cual adjudica el 54% de las víctimas fatales (CVR 2004). No sé cuantas de las personas que se muestran en contra de la CVR han leído el informe, o al menos la versión abreviada Hatum Willakuy; creo que muy pocos. El informe es bastante objetivo sobre las violaciones cometidas por los dos actores principales del conflicto, lo cual es compresible que no le guste a las fuerzas armadas porque relatan los abusos cometidos contra la población “civil”, la gran afectada por el conflicto entre dos fuegos. Este argumento anti – CVR está muy bien resumido por el inédito historiador Héctor López en un panfletero artículo que titula “No al frente legal del terrorismo” donde concluye: “No permitamos que manos mercenarias que reciben dólares o euros por su abyecto oficio se atrevan a señalar como violadores de derechos humanos a quienes en el cumplimiento del deber arriesgan generosamente sus vidas.” Esta acusación contra la CVR de ser un frente legal de terrorismo y olvidar los derechos humanos de los efectivos estatales es simplemente descabellada. La pregunta que habría de hacerle a estos “contras” es ¿Si? ¿Por donde eh?

Ahora bien, dicho esto queda otro punto clave: la falta de una repercusión importante en la sociedad civil, en la que el informe ha pasado desapercibido. La respuesta es muy clara; a diferencia de otros países en los que se ha implementado una comisión de la verdad, en el Perú esta fue implementada gracias una pequeña oportunidad política que tuvo un sector de la izquierda (académico-intelectual-caviar) durante el gobierno de Valentín Paniagua, cuando se aprobó su creación. Es decir, a diferencia de Chile o Argentina, donde hubo una movilización de importantes sectores de la población que exigían el esclarecimiento de los hechos y derivaron en la Comisión Rettig y Sábado respectivamente, en el Perú esta fue exigida y realizada por unos pocos intelectuales y no fue demandada por la víctimas, presumiblemente porque la mayoría (ojo, digo mayoría) no tuvo –ni tiene- relevancia política para el estado peruano; pobres y quechua-hablantes alejados del Estado.

Tanto en Chile como en Argentina, las víctimas pertenecían a una extendida clase media la cual exigió la apertura de las investigaciones; un ejemplo perseverante de lucha son las Madres de la Plaza de Mayo, otro ejemplo de la relevancia de las víctimas es que Michelle Bachelet sea hija de un hombre asesinado por la dictadura militar. Según la propia CVR, la mayoría de las víctimas fueron registradas en los departamentos de Ayacucho, Junín, Huancavelica y Apurímac, de la misma forma que más del 50% de estas pertenecían al quintil más pobre de la población y cuya gran mayoría tenía como legua materna otro idioma diferente al castellano. Es decir, el sector históricamente más olvidado por el Estado Peruano, que hasta el año del inicio del conflicto -1980 - no otorgaba derecho a voto a los analfabetos.

Como hemos dicho en párrafos anteriores, es una lástima que el gobierno no haya aceptado la donación alemana, pero sin embargo nos parece que no debemos quedarnos en rasgarnos las vestiduras porque el museo no será construido. Si pues, alguien sensato se ha preguntado almenos ¿Dónde iba a estar ubicado? ¿Quiénes hubieran sido los visitantes? Creo que son preguntas de fácil respuesta; estaría ubicado en Lima y luego de la inauguración, Polizontes presente, sino no vale, sería una visita obligada de los hinchas más acérrimos de APRODEH. De ahí, no creemos que tuviera más relevancia, se invitarían a algunas víctimas del terrorismo el día de la inauguración, unas pocas, y luego nunca más, sólo para la foto oficial. ¿Algunas de las indignadas personas que se ha manifestado en contra se han preguntado qué es lo que realmente quieren las víctimas? ¿Cómo es que a su entender deberíamos enfrentar las secuelas del terrorismo en el presente? Muy pocos lo han hecho, me atrevo a decir que el único que ha mostrado datos de opinión pública ha sido Martin Tanaka (http://martintanaka.blogspot.com/2009/03/la-memoria-y-el-museo-de-lamemoria.html) en la que muestra los resultados de la encuesta publicada en la revista "Memoria", sólo nos limitaremos a presentar un gráfico de los publicados por Tanaka:


La mayoría de las personas que viven en ciudades, las cuales se encuentras más cercanas al Estado y sufrieron en menor medida el conflicto interno, creen que es mejor recordar lo que pasó, mientras que las regiones más afectadas por el conflicto – léase las más alejadas del Estado- creen que es mejor olvidar y no remover el pasado. Creemos que esto debe ser tomado en cuenta, sobre todo por el gobierno, que debe crear una política oficial seria frente al conflicto y no seguir con el negacionismo que ha adoptado desde el gobierno de García. Ojo, eso es la postura que defendemos.

Finalmente, a esto se resume todo el este embrollo, es decir, a una política estatal con respecto a los hechos y a la comisión que investigó los acontecimientos, política que desestima el informe de la CVR dado que implica al partido de Gobierno (unos de los años más sangrientos fue 1989) y un sector importante de las FFAA. Por otro lado, a pesar de que lamentamos la actitud del gobierno, creemos que no es sólo necesario un museo para recordar y reconciliarnos, sino es primero necesario “acordarnos” de las víctimas que aún viven hasta la actualidad alejadas del Estado. Solo así la violencia no será repetida.